martes, agosto 16, 2005

¿La imagen de un sueño?

Los sueños no se escogen,Traumerreger,bonita palabreja para conectar la vida despierta con el mundo de Morfeo, el subconsciente te hace singulares guiños, hipnosis real, insólita, pero contundente.
Jugaba a ser Teseo, perdida para siempre en el laberinto de Dédalo, sin ninguna Ariadna que me entregase una madeja de hilo.
En la perdición, me decidí por la gama de grises y le fuí fiel a la brújula de mi imaginario apuntando siempre hacia una sociedad falta de bienestar, en ella,debía haberme mostrado tan inaccesible como el boson de Higgs …demasiado inconsciente para tal pretensión.
De frente, de pie, entre una ventana y una puerta que debía dar a un patio interior y ante mi un individuo, el fotógrafo de la alegría, la ira, la pena y el placer, esperaba una mirada conmovedora, tal vez gélida con los verdugos y dulce con las víctimas, bonita localización para la secuencia de una película que nadie se atrevería a financiar.
Los otros figurantes:heteros que no saben lo quieren, dos franceses enamorados, abuelas infernales, enfermedades inevitables ,cuartos oscuros, un enloquecido por la belleza de una juventud irrecuperable, canguros poco agraciadas ,personas con sus tristezas mortales, que confunden cerca con lejos , inmediatez con pereza.
De repente, el atrezo de este escenario se vuelve angustioso y difuso, el catalizador que lo precipita, un terremoto en mi cabeza, provocando una espiral que atrapa a dos personajes que no sólo aprenden a quererse sino a comprender lo difícil que es el amor perenne, en un contexto repleto de detalles caducos.
Uno de esos sueños que te despiertan con la melancólica sensación de haber recordado lo que se ha soñado.