Atanágoras versus Cornelia
“[...]Con diestros golpecitos, Atanágoras hizo saltar los restos petrificados, limpiando así el iris y la pupila. Visto por completo, se trataba de un ojo azul bastante bonito, un poco pétreo, con las pestañas agraciadamente curvadas. Atanágoras miraba mas bien hacia otro lado para rehuir la insistente interrogación que implicaba aquel cara a cerámico. Cuando la limpieza estuvo terminada, rellenó de arena la vasija, para no ver mas el ojo, la puso boca abajo y la rompió a martillazos, recogiendo después los esparcidos fragmentos, de esta manera la vasija ocupaba muy poco sitio y cabía en una caja modelo estándar [...]”
Texto de Boris Vian, de “El Otoño en Pekín”.
Curiosa actuación la del arqueólogo Atanágoras, encontrar una vasija en perfectas condiciones para rematar su hazaña haciéndola añicos...
La culpabilidad, el sacrificio, lo sagrado, también está presente al introducir cuidadosamente los restos en esas cajitas.
Fascinante mundo el de Vian.
No sería más lógico, hacer una reconstrucción ?.
En el mundo real, Cornelia Parker, también juega a deshacer y reconstruir en sus trabajos.
En “El Corazón de las tinieblas”, utiliza los restos carbonizados de un bosque incendiado “azarosamente” y lo recompone, suspendiéndo esos pedacitos cual marionetas.
Pronto, se tendrá que ir a los museos para ver los esqueletos de los árboles...
Para que a Vian, lo tachen de surrealista.
Fotografía: “El Corazón de las tinieblas”.
Audio:”When you come around”- Cosmic Rough Riders.