domingo, septiembre 17, 2006

Ghost Dog


Ghost dog, el samurai, el asesino a sueldo que recibe sus encargos a través de palomas mensajeras.
Pero este sicario, es peculiar, es fan del hip-hop y utiliza el “Libro del Samurai “ a modo de Biblia que se usa para sermonear durante toda la película ,a través de una voz en off.

Ghost dog tiene espíritu de samurai, pero no porque maneje la katana con destreza, su arte, reside en la espera, en la paciencia, ni se queja ni se pone histérico, ya no huye, está sentenciado, su fatal final es previsible, tan solo está dispuesto a jugar su última partida.

Y hasta ahí se aferra a su sentido de la ética, en el detalle moral del respeto que siente por aquel al que decidió servir hasta la muerte, en su apasionante batalla con la mafia italiana con la mantiene un duelo condicionado por la dislexia de actos, a veces, camuflados en chiste irónico...


Louise: Has vuelto a dispararme en el mismo sitio...
Ghost dog: Soy tu siervo, no quiero faltarte el respeto y no quiero hacerte muchos agujeros...


Pero no se debe considerar la conducta de este héroe como algo “novedoso” desde el punto de vista cinéfilo, de forma parecida se comporta Alain Delon en “El silencio de un hombre” de Jean-Pierre Melville y quien sabe si Jarmusch no reparó en el relato de Hemingway “Los asesinos” dónde Ole Andreson , espera impasible su muerte.

Fragmento de “ Los asesinos ” Hemingway

Ole Andreson miró a la pared y siguió sin decir palabra.

-George creyó que lo mejor era que yo viniera y le contase.

-No hay nada que yo pueda hacer -Ole Andreson dijo finalmente.

-Le voy a decir cómo eran.

-No quiero saber cómo eran -dijo Ole Andreson..
Volvió a mirar hacia la pared: -Gracias por venir a avisarme.

-No es nada.
Nick miró al grandote que yacía en la cama.

-¿No quiere que vaya a la policía?

-No -dijo Ole Andreson-. No sería buena idea.

-¿No hay nada que yo pueda hacer?

-No. No hay nada que hacer.

-Tal vez no lo dijeron en serio.

-No. Lo decían en serio.
Ole Andreson volteó hacia la pared.

-Lo que pasa -dijo hablándole a la pared- es que no me decido a salir. Me quedé todo el día acá.

-¿No podría escapar de la ciudad?

-No -dijo Ole Andreson-. Estoy harto de escapar.
Seguía mirando a la pared.

-Ya no hay nada que hacer.

-¿No tiene ninguna manera de solucionarlo?

-No. Me equivoqué -seguía hablando monótonamente-. No hay nada que hacer. Dentro de un rato me voy a decidir a salir.

Audio:”Hold hands and fight” –The Rosebuds